Clara Campoamor nació en 1888 en una España en la que una mujer no tenía los mismos derechos de un hombre y que por aquel entonces debatía sobre si las mujeres tenían o no derecho a la educación. Desempeñó los oficios más diversos y cuando se quedó huérfana tuvo que abandonar la escuela. Pero ella no se resignó a aquel destino y cuando tenía 32 anos estudió bachillerato, empezò la carrera de Derecho y por fin abrió su bufete.
España vivía
entonces en la dictadura de de Primo de Rivera, pero ella no
ocultaba su ideal republicano: “¡República, siempre República!”, le respondió a
un periodista que le planteó el dilema. Por eso, cuando se
proclamó la República en abril de 1931 fue elegida diputada del Partido Radical, participó en la
comisión que redactó la Constituciónn y defendió en el pleno el sufragio
femenino en un memorable debate frente a 470 hombres y una sola mujer, Victoria
Kent, que a última hora renunció a apoyarlo por razones de oportunidad: la
mujer merecía el derecho pero aún no estaba preparada para ejercerlo. Lo hizo
además frente a los compañeros de su propio partido que la dejaron sola.
Se dice que Clara Campoamor logró el voto para las mujeres
españolas, pero fue algo más lo que hizo. Aquella mujer, aquel 1 de octubre de
1931, consiguió que España fuese, por primera vez, una democracia plena.
Clara Campoamor logró ganar la votación. Las mujeres pudieron votar en
1933 y, paradojas de la vida, ella no fue elegida. Como además triunfó la
derecha, cargaron sobre Clara y sobre las mujeres la culpa de aquel giro
político. Cuando en 1936 ganó el Frente Popular, nadie le pidió disculpas.
El
resto de la historia es conocida: un largo exilio, el olvido y la muerte lejos
de su país, tres años antes de que falleciera en la cama el dictador que puso fin
a su sueño y al de varias generaciones de españolas. La nueva democracia no la
reivindicó de inmediato, pero ninguna diputada de las Cortes Constituyentes del
78 tuvo que escuchar las barbaridades que a ella le escupieron en el 31. Porque
nadie planteó entonces que la nueva democracia recuperada se pudiera construir
sin las mujeres.