La Catrina
Se conoce como muralismo al movimiento artístico que surgió en México entre 1920 y 1950.
Pintores como Diego Rivera, José Clemente Orozco o David Alfaro Siqueiros pintan los muros de importantes edificios públicos con representaciones de las luchas sociales, episodios de la historia mexicana o las costumbres de los pueblos indígenas. Una de estas pinturas se encuentra en el Palacio Nacional de Ciudad de México y se titula "La explotación de México por los conquistadores españoles" y fue pintada por Diego Rivera entre 1929 y 1945
Pintores como Diego Rivera, José Clemente Orozco o David Alfaro Siqueiros pintan los muros de importantes edificios públicos con representaciones de las luchas sociales, episodios de la historia mexicana o las costumbres de los pueblos indígenas. Una de estas pinturas se encuentra en el Palacio Nacional de Ciudad de México y se titula "La explotación de México por los conquistadores españoles" y fue pintada por Diego Rivera entre 1929 y 1945
El arte de Diego Rivera fue una de las columnas del Muralismo mejicano. Su arte depende en su mayor parte de un vocabulario nacido de la mezcla entre Gauguin y la escultura maya y azteca.
Diego Rivera, usando formas simples y colores muy vivos, rescató brillantemente el pasado precolombino, así como las piedras angulares de la historia de Méjico: la tierra, la fábrica y los campesinos, las costumbres y el modo de vida del pueblo. La contribución de Diego Rivera al arte moderno mejicano fue decisiva en los murales; fue un pintor revolucionario que quería llevar el arte a una mayor audiencia, a la calle y edificios, usando un lenguaje preciso y directo con un estilo realista, lleno de significado social.
La ambición de Rivera fue siempre representar artísticamente los hechos, ideas y esperanzas de la revolución mejicana. Para encontrar un método apropiado para llevarla a cabo, usó la técnica del fresco, que consiste en pintar directamente sobre una mezcla húmeda de arena ycal para ayudar al color a penetrar y fijarse cuando la mezcla se seca.
Los murales que Rivera pintó en Méjico lo hicieron tan famoso que lo transformaron no sólo en el líder de un movimiento pictórico, sino en un líder político. Sus actividades en este campo lo colocaron en el centro de diversas controversias y aventuras, como cuando el Hotel del Prado de Ciudad de Méjico rechazó mostrar un gran fresco con las palabras “Dios no existe”, que Diego, por su parte, rechazó borrar, hasta que finalmente se dio por vencido, volviendo de un viaje a la Unión Soviética en 1956 por problemas de salud. Diego Rivera fue miembro del Partido Comunista entre 1923 y 1930, y desde 1954 hasta su muerte.
Rivera llegó a presentar sus obras en Madrid y París.
Muy interesante conocer un poco mejor este gran país. Felicidades, Laura y alumnado, por vuestro excelente trabajo. Saludos desde España.
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