miércoles, 19 de mayo de 2021

Mujeres valientes: Clara Campoamor

 



Clara Campoamor nació en 1888 en una España en la que una mujer no tenía los mismos derechos de un hombre y que por aquel entonces debatía sobre si las mujeres tenían o no derecho a la educación. Desempeñó los oficios más diversos y cuando se quedó huérfana tuvo que abandonar la escuela. Pero ella no se resignó a aquel destino y cuando tenía 32 anos estudió bachillerato, empezò la carrera de Derecho y por fin abrió su bufete.

España vivía entonces en la dictadura de de Primo de Rivera, pero ella no ocultaba su ideal republicano: “¡República, siempre República!”, le respondió a un periodista que le planteó el dilema.
Por eso, cuando se proclamó la República en abril de 1931 fue elegida diputada del Partido Radical, participó en la comisión que redactó la Constituciónn y defendió en el pleno el sufragio femenino en un memorable debate frente a 470 hombres y una sola mujer, Victoria Kent, que a última hora renunció a apoyarlo por razones de oportunidad: la mujer merecía el derecho pero aún no estaba preparada para ejercerlo. Lo hizo además frente a los compañeros de su propio partido que la dejaron sola. 

Se dice que Clara Campoamor logró el voto para las mujeres españolas, pero fue algo más lo que hizo. Aquella mujer, aquel 1 de octubre de 1931, consiguió que España fuese, por primera vez, una democracia plena.

Clara Campoamor logró ganar la votación. Las mujeres pudieron votar en 1933 y, paradojas de la vida, ella no fue elegida. Como además triunfó la derecha, cargaron sobre Clara y sobre las mujeres la culpa de aquel giro político. Cuando en 1936 ganó el Frente Popular, nadie le pidió disculpas. 

El resto de la historia es conocida: un largo exilio, el olvido y la muerte lejos de su país, tres años antes de que falleciera en la cama el dictador que puso fin a su sueño y al de varias generaciones de españolas. La nueva democracia no la reivindicó de inmediato, pero ninguna diputada de las Cortes Constituyentes del 78 tuvo que escuchar las barbaridades que a ella le escupieron en el 31. Porque nadie planteó entonces que la nueva democracia recuperada se pudiera construir sin las mujeres. 

Conviene no olvidarlo. Conviene no olvidarla